jueves, 18 de marzo de 2010

"Pablo " (7ª parte)


- Si pero, ¿qué tiene que ver eso con la desaparición de Pablo?
- El día que Pablo desapareció Abraham estaba raro, como ausente, le dije de ir a desayunar y ni me contestó. Pasó la mañana y yo como siempre antes de cerrar el colegio tengo orden de revisar cada aula por si ha quedado alguien…
- Continúa Rocío.
- Cuando subí a la primera planta escuché un ruido raro en un aula, el aula de Abraham, y fui corriendo a ver qué era.
- ¿Y?
- Me asomé pero no había nadie, cerré la puerta y justo cuando cierro vuelvo a escuchar otra vez el mismo sonido. Dudé por momentos, me puse nerviosa, me dio miedo, decidí abrir otra vez la puerta pero no lo hice, no me preguntes por qué, pero no la abrí, bajé las escaleras corriendo y cuando estoy llegando a la puerta de la consejería para recoger mis cosas veo como un niño corría por el pasillo y salió a la calle, iba llorando.
- ¿Te dio tiempo a reconocerlo?
- La cara si que se la vi, pero claro, como no los conozco aún pues no sabría decir su nombre. Inmediatamente después salí yo, cerré la puerta y me fui. No vi al niño y eso que estuve mirando por los alrededores.
- Si yo te mostrara las fotos de todos los niños ¿sabrías decirme quién era?
- Si, seguro, no se me olvidará la cara del niño asustado llorando en la vida.
- Vámonos a comisaría, Rocío, ahora tendrán que tomarte declaración y espero que cuentes todo lo que me has contado a mi.
- Pero… no sé, yo no quiero involucrarme en esto.
- Ya estás involucrada cariño, más que involucrada, todos los profesores coincidían que al ser tu la conserje eres la última que se queda en el colegio y como fue allí donde ocurrieron los hechos, no te queda otra que prestar declaración ya sea de forma involuntaria para colaborar con la búsqueda del niño o por mandato de un juez. Así que te aconsejo que si no tienes nada que ver con el tema, te vengas ahora conmigo y digas lo que pasó.

Rocío no dijo nada más, Sandra arrancó el coche y se fueron directamente a comisaría.
En el camino, Sandra llamó a su compañero Pedro para que citara también al profesor de Pablo, el profesor Abraham que hasta ahora se había mostrado muy volcado en la búsqueda del niño. Cuando llegaron, Rocío pasó directamente a dar declaración de los hechos a Pedro y Sandra esperó a que llegara Abraham. No tardó mucho, entraron los dos a la sala continua a donde se encontraban los otros dos.
- Buenas Abraham, el motivo de que esté citado aquí, como le habrá comentado mi compañero Pedro por teléfono es para intentar esclarecer en la medida que sea posible la desaparición de Pablo.
- Si pero todo lo que yo sé ya lo saben todos- dijo Abraham, que se mostraba un poco nervioso, normal, nadie está acostumbrado a dar declaraciones en comisaría habitualmente….
- ¿Cómo es Pablo en sus clases?
- Pablo es de los mejores alumnos que tengo, es educado, responsable, siempre presta atención en clase, es buen compañero, no tengo ninguna pega de él.
- Hábleme de Vicente, Vicente Parra, otro de sus alumnos.
Abraham quedó blanco, no esperaba esa pregunta.
- Eeeeeh… pues no sé…. Vicente… es otro niño muy inteligente, muy trabajador, siempre iba con Pablo, pero… ¿Qué tiene que ver Vicente en todo esto?
- A ver le digo, la pasada noche, el amigo de la madre de Pablo fue a casa de los Parra para ver a Vicente ya que es el mejor amigo del desaparecido e intentar sacar alguna pista. Por lo visto el niño se mostró muy raro, nervioso, no quería hablar , se negaba a ir al colegio, sólo decía que tenía miedo. ¿Normalmente es así de “raro”?
- No, que va, es un niño muy simpático, risueño, se lleva bien con todos, es muy hablador, sin ir más lejos, el otro día en el recreo, mientras el resto de niños jugaban él y Pablo se quedaron sentados en un banco y yo me senté con ellos. Me estuvieron contando sus historias, lo que querían ser de mayores…
- Como sabrá, antes de sentarme a hablar con usted, ya lo he hecho con la conserje del centro y ella me comenta que usted siempre hablaba bien de esos dos chicos.
- Si, es cierto, siempre los pongo como ejemplo para todo, pero porque ellos se lo han ganado, no soy amigo de favoritismos ni nada de eso, pero son los más trabajadores, los más educados, nunca arman broncas, nunca me dan problemas, pero… ¿a qué viene esto? ¿No pensará que… yo…?
- Tranquilo Abraham, yo no pienso ni dejo de pensar nada, aquí lo único que intentamos hacer es encontrar a Pablo y usted nos puede servir de gran ayuda, simplemente.

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