viernes, 12 de marzo de 2010

"Pablo" (1ª Parte)


... Y el niño seguía sin aparecer. Pablo nunca había tardado tanto en volver del colegio, tan sólo una vez que distraído con sus amigos Vicen y Javi se quedaron a jugar en el parque que hay frente a la casa de Vicen. De eso hace un año al menos.
- Tony te dejo a la "enana" que voy a acercarme al colegio, estoy muy preocupada- dijo Manoli, preocupada, no quería mostrar su pánico delante de su pequeña.
- No estés preocupada, seguro que son cosas de críos, se habrá parado a jugar con cualquier niño a la salida del colegio y seguro lo encuentras de camino. ¿Ha comido la niña ya?
No le dio tiempo a Tony a acabar su frase cuando Manoli ya bajaba las escaleras del bloque corriendo. Fue salir del bloque y toparse con el coche de la policía... por momentos dudó si alertarlos de lo sucedido o esperar a encontrar a su hijo por ella misma. Dio dos pasos pero paró en seco y se volvió agitando el brazo para hacer que la policía parase. Eran los agentes Sandra y Pedro, que habitualmente rondaban el barrio...
- Perdone usted, señor policía, mi hijo debía haber llegado a casa a las dos de la tarde del colegio y mire que horas y no ha llegado.
- Sólo ha pasado una hora, señora, espere un poco más y si en dos horas no sabe nada del niño acérquese a comisaría y de parte de la desaparición. Aún así, hasta pasadas 24 horas del suceso, no podremos hacer nada- exclamó el joven policía.
El color de la cara de Manoli cambiaba por momentos, ¿cómo que no podrían hacer nada hasta pasadas 24 horas? Pero, ¿esto qué es? Su hijo no aparecía y ella no se iba a quedar de brazos cruzado. Se despidió de la policía intentando disimular su rabia y siguió caminando en busca de Pablo.
Lo que hasta hoy había sido una caminada de cinco minutos, hoy parecía que le habían añadido kilómetros a las calles; no quería avisar aún a Eloy, su marido, que llevaba cuatro días en Holanda por asuntos de trabajo y sabía que no podría hacer nada, sólo preocuparlo.
Al fin llegó, el colegio estaba cerrado y ni un niño en la puerta, justo al llegar sintió como un crujido en su estómago, no podía perder los nervios se repetía una y otra vez para sus adentros.
"¿Qué hago Dios mío?", "¿Donde está mi hijo?"
Las lágrimas le caían pero ella ni cuenta se daba. De momento, parece cómo que se paró el tiempo, a lo lejos vio a dos niños vestidos de uniforme del colegio con sus respectivas mochilas a la espalda...
- Pablo!!!! Hijo mío!!!!!- gritaba mientras corría hacia los niños.
- Pero Pablo, ¿que soy mamá? ¿no te paras?
Cuando de repente los niños se giraron. No eran Pablo, ni uno ni otro.
- Chicos, ¿habéis visto a un niño de vuestra edad, moreno, de esta altura? - fue lo máximo que alcanzó a pronunciar antes de derrumbarse por completo. Un brusco llanto la invadió y no alcanzó a articular ni una palabra más. Los niños, asustados, empezon a correr.
Sola, en mitad de la calle, de rodillas, sin poder controlar el llanto, sin saber qué pensar, qué hacer, a quién acudir...
Una hora más tarde, Manoli se encontraba en comisaría esperando para que le tomaran declaración de lo ocurrido. Mientras esperaba, sonó el móvil, los nervios no la dejaban abrir el bolso; cuando consiguió sacarlo...
- Dime Tony! ¿Ha aparecido mi Pablo?- contestó la apenada mamá.
- No, cariño, creí que ya estabas con él y te llamaba para decirte que no te preocuparas por Gemita, que se ha quedado dormida. Entonces, ¿no sabes nada del niño? ¿Has llamado a tu madre o a tu hermana Irene por si al niño le ha dado por ir a su casa?
- No, nene, Pablo nunca va a casa de mi madre ni de mi hermana sin decírmelo antes, aún así, en cuanto te cuelgue las llamo, no lo hice antes porque bastante mal lo estoy pasando yo como para preocuparlas también a ellas- las lágrimas nuevamente, comenzaron a brotarle.
- Tranquilízate Manoli, el niño no debe haber ido muy lejos, seguro que está con un compañero de clase o algo. Su profesor es Abraham, ¿verdad?
- Si, ¿por?
- Creo que tengo su teléfono, no me preguntes por qué... es una historia muy larga y no estamos para perder el tiempo. Hace mucho que no hablo con él, pero ante tal situación no me queda más remedio que me diga algo, al menos, si lo notó raro, si se peleó con otro crío o si tuvo algún problema. Te cuelgo cariño y lo llamo.
- Gracias Tony, muchas gracias por todo lo que siempre haces por mi- consiguió decir entre sollozos.
En cuanto colgó el teléfono, Manoli llamó a su hermana para advertirle de lo ocurrido y decirle que de momento no le dijera nada a su madre, que ya sabían lo mayor que estaba y que otro susto no le vendría bien. Mientras, Tony llamó a Abraham...
- ¿Si?
- Hola Abraham, sabes que no te llamaría si no fuera porque es algo importante y nada tiene que ver con lo que nos pasó en su día...
Unos segundos de silencio y...
- Mira, Tony, no te vas a enterar en tu vida, no pasó nada, al menos nada malo, tu te lo tomaste así, allá tu, pero mi conciencia está muy tranquila...
Tony interrumpió al otro:
- Abraham, no estoy para discutir, sólo te llamo para que me digas como viste a Pablo Beneito hoy en el colegio?
- ¿Y eso? ¿Le ha pasado algo?
- No aparece, desde que salió de clase no ha llegado a casa y mira que hora es...
- No sé, estaba como siempre, tranquilo, sus ejercicios bien hechos, no me he fijado mucho, la verdad, pero por eso mismo, porque no hizo nada que me hiciera fijarme en él más de la cuenta.
- ¿Sabes si ha discutido con algún otro compañero o algo?
- Ya te digo que delante de mi, no ha pasado nada que me alertara... no sabría decirte.
- Gracias por todo, Abraham, si sabes algo te rogaría que me tuvieras informado.
Y colgó...

No hay comentarios:

Publicar un comentario