QUINTA PARADA-- La vida es el trayecto que tenemos que atravesar todos, por suerte o desgracia, el trayecto que cada uno tiene que recorrer no es infinito... Ese trayecto puede sernos ameno, divertido, muy agradable o por el contrario, aburrido, monótono... Yo quiero que me acompañen y poder acompañar. Te espero en la quinta parada...
miércoles, 17 de marzo de 2010
"Pablo" (6ª parte)
- Pienso que deberías decírselo ya, no aguanto esta situación. Vale que mi relación con ella nunca fue buena, pero sólo el hecho de que se entere alguien de la familia, me crucifican fijo.
- Tranquila cariño, todo lo he dejado bien atado en Holanda, el día uno me trasladan por fin a Rotterdam y ya todo será más fácil. Tu vendrás al mes de estar yo allí arreglando la casa y buscándote un trabajo . Todo saldrá bien, no desesperes, es cuestión de días amor.
- ¿Has pensado cómo se lo dirás a mi hermana? No quiero que sospeche lo más mínimo de lo nuestro, imagina lo que podría pasar…
- Si, si que lo he pensado, mi separación no tiene “nada que ver contigo” . Ella lo lleva esperando varios años aunque nunca dijo nada, se pasa el día con su amiguito Tony y los amigos de éste… Supongo que por mi trabajo y mis “grandes ausencias” soy casi un desconocido para Pablo y,… Gemita, bueno ella es demasiado pequeña aún..
- Ah, ¿se sabe algo de Pablo?- preguntó Irene dando por hecho que Eloy estaba al tanto del tema.
- ¿Cómo? ¿Pablo, mi Pablo? Dime Irene, ¿le ha pasado algo?
- Nada, nada importante, cosas de críos… Bueno cariño, te tengo que dejar que viene mi madre. Un beso guapo y avisa al llegar.
- Otro para ti mi amor, estoy deseando verte.
Sandra estaba estacionando el vehículo en la puerta de la casa cuando como un rayo, Rocío se metió en el coche y se echó en los brazos de ésta llorando. Se le veía desesperada, asustada, con mucho miedo.
- Tranquila nena, no vamos hablar aquí, vámonos al pantano, seguro que hoy no habrá nadie y podremos hablar tranquilamente, además, no te vendrá mal un poco de aire fresco.
Rocío no dijo ni una sola palabra en todo el camino, Sandra tampoco. Llegaron y dejaron el coche frente a la presa, se bajaron y empezaron a pasear.
- Rocío, sólo te pido que me seas sincera con lo que me vayas a contar, olvídate que soy policía, soy tu amiga y quiero ayudarte.
- Sandra te lo quiero contar desde el principio. Como sabes, comencé hace unos veinte días a trabajar en el colegio de conserje, pues bien, desde el minuto uno, Abraham el jefe de estudios y profesor del chico desaparecido…
La cara de Sandra se puso blanca e inmediatamente interrumpió a su amiga:
- Ah, ¿sabías que Pablo había desaparecido?
- Si, no te adelantes, te lo quiero contar desde el principio. Escúchame por favor y ahora me dices lo que quieres.
- Vale, vale, continúa, perdón.
- Como te iba diciendo, Abraham se mostraba como muy agradable, siempre me decía que cualquier duda o problema que surgiera, le preguntara a él. El segundo día me llevó a comer , me contó sus historias con sus parejas y tal, yo también le confié cosas mías… Tranquila que de ti no le dije nada…
- Uff, me quedo más tranquila.
- Bueno, continúo. Siempre me hablaba de lo enamorado de su profesión que estaba y que adoraba a los niños. Pero a veces se ponía demasiado pesado con dos de sus alumnos, no hablaba de otra cosa…
- ¿Recuerdas los nombres?
- Claro, como no, Pablo y Vicente. Decía que eran especiales, que estaban hechos de otra pasta, que eran adultos encerrados en cuerpos de niños y cosas raras.
- ¿Cosas raras? Explícate anda.
- Al principio no le di la mínima importancia, pero Sandra, imagina más de una semana escuchando siempre el mismo tema: “hoy Pablo ha hecho una gracia y nadie lo ha pillado, sólo yo”… “Vicente es tan sensible, tan listo, tan soñador, tan, tan…”
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