miércoles, 14 de abril de 2010

Declaración de Pablo, el jardinero

Estaba regando los rosales que hay junto a la piscina. Como usted sabrá, el despacho del señor Mondadientes da a la piscina, pues en un momento en el que me giré vi al señor Vicente mirando a través del cristal me hizo un saludo con la mano y le correspondí. Después me fui a regar los árboles frutales del jardín, no estaba solo, en un banco estaba sentado el abogado del señor Mondadientes, el señor Pedro, leyendo un periódico. Al rato salió de la casa el cuñado del señor, Don Antonio Mondadientes y se sentó en el banco junto a Pedro. Me llamó la atención porque ni se saludaron, simplemente se sentó junto a él, a mi me dio apuro pensando que esperaban que me retirara para hablar y por eso me alejé, me fui a limpiar la piscina y volví a mirar al despacho del señor pero ya no estaba, al menos no estaba asomado a la ventana. Minutos después escuché el grito de la señora Sandra y fue cuando entré en la casa; cuando llegué al despacho me encontré con la señora de la casa y su cuñada, después llegó el resto.

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